Perspectivas para 2023: niños en ‘policrisis’

– El año 2022 fue extremadamente difícil para la gente de todo el mundo. Enfrentamos una serie de crisis importantes, incluida una pandemia en curso, una gran guerra en Europa, una crisis energética, una inflación creciente y la inseguridad alimentaria.
Estos eventos afectan duramente a los niños y se suman a los ya graves impactos de la pandemia de COVID-19. Millones de niños se han visto obligados a huir de sus hogares debido a conflictos o fenómenos meteorológicos extremos. Al mismo tiempo, aumentó la desnutrición infantil y el número de niños que necesitaban asistencia humanitaria.
Por ejemplo, la guerra en Ucrania ha llevado a precios más altos de los alimentos y la energía, lo que ha contribuido al aumento del hambre y la inflación en el mundo. Los esfuerzos para abordar la inflación mediante el aumento de las tasas de interés en los EE. UU. han aumentado el valor del dólar frente a otras monedas, lo que dificulta las importaciones de los países en desarrollo, el pago de la deuda y su capacidad para acceder a la financiación externa.
Como explicamos en nuestro nuevo informe, ‘Perspectivas para los niños en una multicrisis: Perspectiva global 2023’, estas realidades han llevado a lo que se conoce como ‘multicrisis’: múltiples crisis simultáneas que son fuertemente interdependientes.
A medida que nos acercamos a 2023, está claro que es probable que múltiples crisis continúen moldeando la vida de los niños. Será difícil desenredar los efectos de estas tendencias entrelazadas, y será difícil encontrar soluciones a medida que los formuladores de políticas luchan por mantenerse al día con las múltiples necesidades apremiantes.
La situación es particularmente grave en los países económicamente en desarrollo. El aumento de los precios de los alimentos y la energía ha contribuido a un aumento del hambre y la malnutrición en el mundo, y los niños se encuentran entre los más afectados.
La crisis múltiple está limitando el acceso a la atención médica para muchos niños, lo que les dificulta recibir tratamiento y vacunas de rutina. La recuperación de las pérdidas de aprendizaje debido al cierre de escuelas será lenta y se sentirá en los próximos años, y el paso a la educación a distancia ha dejado los mayores desafíos para los niños de familias de bajos ingresos.
Al mismo tiempo, la combinación de mayores necesidades de financiación, el aumento de la inflación y una perspectiva fiscal más estricta ampliará la brecha de financiación de la educación necesaria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El cambio climático también es parte de esta crisis múltiple, con efectos visibles, que incluyen inundaciones devastadoras en Pakistán y sequías en África Oriental, lo que dificulta el acceso de los niños a la educación, la alimentación y la atención médica, y provoca un desplazamiento generalizado de la población.
Por todos estos factores, UNICEF estimó que 300 millones de niños necesitarán asistencia humanitaria este año. Este gran número muestra la urgencia de las organizaciones internacionales y los gobiernos para intervenir y brindar asistencia.
Pero las crisis múltiples no conducen necesariamente a una mayor inestabilidad o, en última instancia, a una perturbación sistémica. Parte del estrés que vimos en 2022 ya se ha debilitado y pueden surgir nuevas oportunidades para aliviar la situación.
Por ejemplo, los precios de los alimentos y el petróleo han caído desde sus máximos, y las buenas cosechas en algunos países podrían ayudar a bajar los precios mundiales de los alimentos. Afortunadamente, sabemos que existen soluciones y estrategias que funcionan.
Una posible solución es aumentar la inversión en programas de protección social, como transferencias de efectivo y ayuda alimentaria, que pueden ayudar a mitigar los efectos económicos inmediatos de múltiples crisis en las familias. Estos programas también pueden ayudar a desarrollar la resiliencia y reducir las vulnerabilidades.
Establecer un programa de recuperación del aprendizaje ayudará a abordar las pérdidas de aprendizaje y evitará que los niños se retrasen aún más. Y los planes de prevención, detección y tratamiento de la desnutrición infantil severa son efectivos para reducir la emaciación infantil.
En última instancia, proteger los derechos y el bienestar de los niños requiere un esfuerzo coordinado y colectivo. Esto incluye no solo brindar asistencia inmediata, sino también abordar las causas fundamentales de múltiples crisis y desarrollar resiliencia para el futuro.
Esto no se puede lograr sin un esfuerzo más coordinado y colectivo de las organizaciones internacionales y los gobiernos para ayudar a mitigar los efectos de la crisis múltiple y proteger el futuro de los niños.
Y, lo más importante, necesitamos escuchar a los propios niños y jóvenes para entender el futuro que quieren construir y vivir. De hecho, seguimos este enfoque cuando evaluamos las tendencias de ‘Perspectivas para los niños en la policrisis’. pidiendo a jóvenes de todo el mundo entre 16 y 29 años que nos den su opinión sobre algunos de los desafíos que enfrenta su generación.
Es vital que tomemos medidas para proteger a los más vulnerables entre nosotros. Puede que el futuro no sea seguro, pero trabajando juntos podemos ayudar a construir un futuro mejor para nuestros hijos.
jazmín byrne es Jefe de Prospectiva y Política, UNICEF Innocenti – Oficina Global de Investigación y Prospectiva.
‘Perspectivas para los niños en la policrisis: una perspectiva global para 2023’, producido por UNICEF Innocenti – Oficina de Investigación y Prospectiva Global, revela las tendencias que afectarán a los niños en los próximos 12 meses.
Fuente: UNICEF
Oficina de las Naciones Unidas